Tiempo de rezo.
Aunque forzosamente, ha llegado tiempo.
Tiempo para rezar,
ante el caos y la confusión; canto,
ante el miedo y la incertidumbre;
rezo, reconocimiento, reflexión.
Rezo por un nuevo comienzo,
honrando un tiempo que clama cambio.
Y en mi rezo, humildemente, pidiendo
instrucción y aprendizaje,
al servicio de la “necesidad” de transformación.
Tiempo para comprender lo que está ocurriendo y,
para sentir como está afectando.
Y en este tiempo,
rezo por trascender la pulsión de distraernos,
un rezo que calme la mente.
Para que este tiempo sea creativo, de escucha, de atención,
de toma de decisiones,
de cuidar el fuego que le da continuidad a la vida.
Tiempo de regreso al darse cuenta de que es lo que nos une.
Que podamos sentir la frialdad de la distancia,
que ahora nos vemos obligados a mantener y,
que esto se transmute en una nueva comprensión de solidaridad.
Que sea tiempo en el que encuentres
el centro de tu propio fuego.
Que el rezo me ayude a discernir lo que es real.
Que hagamos un buen uso de la información.
Que pueda ver y ejercer la responsabilidad y el poder que hay en mí.
Desde allá donde te encuentres,
ahora más que nunca es tiempo de rezo.
Que se abran las memorias de lo que es
estar en contacto con la vida real,
de lo que es sentir la grandeza
de la vulnerabilidad que somos,
y que nos enfoquemos en mantener limpio y en calma
el cuerpo, la mente y el espíritu,
la tierra, el agua, el aire y el fuego.
Invocando la invasión del espíritu de la hermandad.
Ahó Mitakuye Oyasin,🔥
por todas nuestras relaciones,
por las próximas 7 generaciones.
Beatriz Sánchez, Nimintlansotla