Son muchos lo beneficios de este ritual, desde sus propiedades terapéuticas, hasta sus condicionamientos sociales, pero es la parte simbólica y por consecuencia su concepción sagrada la que se muestra a continuación.
“Un símbolo siempre señala un conocimiento que tiene que ver con la existencia humana, le da significado y la aterriza en las fuentes más profundas de la vida, que podrían traducirse a lo vivido como espiritual. Relaciona las situaciones humanas con las fuerzas cósmicas, así, no se siente aislado en el cosmos, sino que se abre a un mundo que gracias a un simbolismo se muestra familiar, logrando salir de su situación específica para entrar en la compresión de lo universal, se produce un acto espiritual.” Hernández Guillén
Así pues, y desde esta perspectiva simbólica podemos profundizar, obteniendo una visión holística, de lo que nos aporta este ritual.
“dentro de las culturas antiguas el símbolo no es un mero reflejo de la realidad objetiva, sino que puede revelar una modalidad de lo real o una estructura del mundo que no es evidente en el nivel de la experiencia inmediata. Los símbolos representa el lado milagroso e inexplicable de la vida y, al mismo tiempo, las dimensiones sacramentales de la existencia humana, es decir, la vida humana viene de otra parte oculta y divina, y es obra de fuerzas superiores, deidades o dioses, permitiendo un vínculo de comunicación no solo entre los miembros de una sociedad que participan de los mismos códigos, sino de estos con esas entidades sagradas. Los símbolos son por consecuencia religiosos y multivalentes, ya que expresan simultáneamente un número de significados cuya relación no es evidente en el plano cotidiano.” Hernández Guillén
Es necesario tener en cuenta, la desacralización que han sufrido los símbolos en occidente, utilizados para distintos intereses de poder han ido perdiendo su significado en el imaginario colectivo, restando de ese modo, su potencial de transmisión de conceptos.
En mi experiencia en distintos rituales, he podido observar, que para todos los participantes occidentales había una dificultad añadida, y es que, los símbolos pasaban prácticamente inadvertidos (o en el mejor de los casos se apreciaban por su belleza compositiva y plástica) y solo con la voluntad de impregnarse de esta sabiduría contenida en ellos se podía llegar a una comprensión más global de lo que allí estaba aconteciendo.
“Las antiquísimas ideas (…) quedarán comprendidas de verdad o solamente “explicadas” según el concepto que tenga el lector de la noción símbolo. Si lo acepta como una realidad, la vía está libre; de lo contrario, siempre quedará superficial la verdadera comprensión de estas ideas. El símbolo es la manifestación ideológica del ritmo místico de la creación y el grado de veracidad atribuido al símbolo es una expresión del respeto que el hombre es capaz de conceder a este ritmo místico.” Schenider, Marius.