El interior del Temazcal representa el universo, el cosmos que es el arquetipo ideal a la vez de toda situación creadora y de toda creación, el cosmos es una obra divina; está santificado en su propia estructura. Por extensión todo lo que es perfecto, “pleno”, armonioso, fértil, en una palabra todo lo que está cosmificado, todo lo que se parece a un cosmos es sagrado.
Me ha parecido interesante dedicarle un punto a hablar del término sagrado para evitar confusiones. Cuando hablo de sagrado, me refiero a la perspectiva de sentirse uno con la naturaleza. De ese modo cualquier referencia que haga a lo natural, a las relaciones y ciclos vitales con el medio, es una referencia a lo sagrado. De este modo pretendo romper cualquier tipo de confusión que el término sagrado pueda provocar.
La espiritualidad de los indios de América esta oficialmente reconocida y protegida por una declaración internacional dela Organización de las Naciones Unidas sobre los derechos religiosos.
La espiritualidad de los nativos norteamericanos es muy antigua. Expresa totalmente el afecto profundo e íntimo a la naturaleza. Esta espiritualidad se ha perpetuado contra toda adversidad para acabar simbolizando el respeto del hombre con su medio ambiente y su deseo de armonía con todas las otras formas de vida, con la globalidad de la creación, los Lakotas resumen todo esto en una fórmula “Mitakuye-oyasin” (por todas mis relaciones), de lo cual deducimos que todo es sagrado en esta cosmovisión.
Para esta teología indígena, el ser humano es parte integral del universo y, a la vez todo el universo se encuentra contenido en cada ser humano. Es la misma concepción que encontramos en las sociedades rurales europeas neolíticas. “El hombre se concibe como un microcosmos. Forma parte de la creación de los dioses; dicho de otro modo: reencuentra en sí mismo la santidad que reconoce en el Cosmos.” Mircea Eliade
El nacimiento y la muerte son transmutaciones energéticas en un ciclo continuo, se nace para morir y se muere para nacer. En contraposición de la visión occidental materialista donde:
“(…) el tiempo no puede presentar ni ruptura ni misterio: constituye la más profunda dimensión existencial del hombre, esta ligado a su propia existencia, pues tiene un comienzo y un fin, que es la muerte el aniquilamiento de la existencia.” Mircea Eliade
Para el mundo indígena, la vida es don sagrado; por lo tanto el Temazcal es un recinto donde lo divino, es un componente imprescindible desde sus orígenes, que responde al orden de sentirse y de recuperar la conciencia de que formamos una única unidad con todo lo que nos rodea. Se podría decir, que el concepto de sagrado alude a una visión del universo de tipo cosmocéntrico, donde los fenómenos naturales se ubican en un contexto de relación del hombre con la naturaleza, confiriendo la categoría de sagrado a cualquier acto cotidiano. De este modo, se vive con la aspiración permanente del ser con el universo, integración que solo se logra mediante una relación armónica del hombre con la naturaleza.
“(…) lo sagrado es lo real por excelencia, y a la vez potencia, eficiencia, fuente de vida y de fecundidad. El deseo del hombre religioso de vivir en lo sagrado equivale, de hecho, a su afán de situarse en la realidad objetiva, de no dejarse paralizar por la realidad sin fin de las experiencias puramente subjetivas, de vivir en un mundo real y eficiente y no en una ilusión.“ Mircea Eliade
Y desde esta perspectiva de lo sagrado, es como se percibe el mundo en el ritual del Temazcal: “El Mundo se deja captar en tanto que mundo, en tanto que Cosmos, en la medida en que se revela como mundo sagrado.” Mircea Eliade
Aprendiendo a rezar desde el corazón, dando las gracias y pidiendo aquello que necesitamos para mejorar nuestra vida y la de los demás va transcurriendo la ceremonia.