La (re)evolución del afecto

La evolución humana avanza de revolución en revolución, económica, política, social, sexual, familiar….

Se han creado prácticas y nuevos conceptos a cerca de la sexualidad, de las relaciones, las formas han cambiado, se han roto muchos tabúes y nuevos códigos han aparecido.

No obstante, seguimos reaccionando emocionalmente con territorialidad, posesividad e inseguridad. Afiliándonos a conceptos que nos hagan sentir que pertenecemos a algo importante y por lo tanto, creer que así,  que somos vistos y amados. Aunque, el código romántico nos ha envenenado con sumisión, violencia, co-dependencia y manipulación.

Si fuésemos capaces de percibirnos con la sensibilidad de ser afectadas por todo lo que nos rodea y por lo tanto con el poder de afectar a todo lo que nos rodea. Si tomásemos esa conciencia, se haría necesario transitar el camino de la ATENCIÓN Y LA PRESENCIA, del CUIDADO, de cuan importante es cada acto, puesto que esta afectando a la vida. Entendiendo el amor como la fuerza vital que te impulsa a evolucionar, aparece una cartografía, más clara, de cómo amar y amarme, un mapa de regreso a ti, y,  ¿no sería eso vivir en amor?.

Desde este cuidado del afecto, quizá, dejaría de ser necesario anestesiarse todo el tiempo, quizá somos tan adictos porque cada adicción calma una parte afectada de mi, que no puede soportar tanta violencia.

Con valentía y coraje, se hace necesario atrevernos a sentir como nos afecta todo, a vivir sin anestesia, sin creer que lo sabemos todo, sin rellenar ansiedad y dolor con “interesantes” distracciones, sino con el cuidado y el afecto propio de la herida que hay. A cara lavada, sin maquillaje.

Pero ¿qué hago con lo que me afecta?

Nos cuestionamos porque las cosas nos afectan, si deberían hacerlo o no, cúal es la creencia que lo origina y cómo puedo modificarla. Desde ahí surgen habituales y paradójicas preguntas como: ¿cómo debería sentirme ante tal situación?.

Esa es una pregunta que no puede ser respondida por ninguna teoría y por ninguna otra persona que no seas tú.

Racionalizamos y vivimos con “información de segunda mano” para no sentirnos afectados.

En palabras del teólogo Alan Jones:

“ Uno de nuestros problemas consiste en que somos pocos los que desarrollamos una vida característicamente personal. Todo cuanto nos atañe parece de segunda mano, hasta nuestras emociones. En muchos casos tenemos que contar con información de segunda mano para vivir.  Acepto la palabra de un médico, de un científico, de un granjero, y confío en ella. No me gusta hacerlo, pero debo confiar porque ellos poseen conocimientos básicos de la vida que yo ignoro. La información de segunda mano sobre el estado de mis riñones, sobre los defectos del colesterol y sobre la cría de las aves debe ser suficiente para mi, pero cuando se trata de cuestiones de significado, designio y muerte, la información de segunda mano no basta. No puedo vivir con una fe de segunda mano en un Dios de segunda mano. Si pretendo estar vivo tiene que haber un compromiso personal, una manera especial de afrontar las cosas.”

Alan W. Jones, Journeys Into Christ, Seabury Press, New York, 1970, p44.

Los ancestros norteamericanos ya lo sabían AHÓ MITAKUYE OYASIN, por todas mis relaciones; es la (r)evolución del afecto.

Pero vivimos tiempos de falta de vinculación a lo otro.

“El amor se positiva hoy como sexualidad, que está sometida, a su vez, al dictado del rendimiento. El sexo es rendimiento. Y la sensualidad es un capital que hay que aumentar. El cuerpo, con su valor de exposición, equivale a una mercancía. El otro es sexualizado como objeto excitante. No se puede amar al otro despojado de su alteridad, solo se puede consumir. En ese sentido, el otro ya no es una persona, pues ha sido fragmentado en objetos sexuales parciales. No hay ninguna personalidad sexual.

A través de los medios digitales intentamos hoy acercar al otro tanto como sea posible, destruir la distancia frente a él, para establecer cercanía. Pero con ello no tenemos nada del otro, sino que más bien lo hacemos desaparecer. En vez de cercanía surge una falta de distancia, que lleva inherente una tensión.

El amor se positiva para convertirse en una fórmula de disfrute. De ahí que deba engendrar ante todo sentimientos agradables. No es una acción, ni una narración, ni ningún drama, sino una emoción y una excitación sin consecuencias.” Byung-Chul Han, La agonía del Eros,  Berlín, 2012,p22,23,25

La (r)evolución del afecto, incluye todas nuestras relaciones y propone un espacio donde ser afectado es válido, un amor  que impulsa el crecimiento hacia la mayor potencialidad y percepción de la persona y todas sus relaciones.

Propuesta de trabajo: Retiro de danzaterapia evolutiva RELACIONES EN BABEL.